Hoy entrevistamos a... Máximo Lacosta, de LEX Asesores Técnico-Jurídicos (Madrid)

Entrevistas

Máximo Lacosta Guindano es el director del departamento social de LEX Asesores Técnico-Jurídicos, ubicada en Madrid. Esta asesoría cuenta con la autorización "Sistema Red Seguridad Social" con más empresas adheridas en toda España, y está especializada en el asesoramiento a la enseñanza concertada.

Durante esta crisis sanitaria y económica, ¿cuál ha sido el mayor reto al que os habéis enfrentado en vuestro despacho? ¿Habéis sentido comprometida la viabilidad del sector?

Sin duda el mayor reto que nos planteamos desde el principio fue mantener la calidad del servicio. Afortunadamente estábamos preparados para configurar y planificar el trabajo de forma remota con carácter inmediato, y así lo hicimos. Una vez solucionada esta importante e ineludible cuestión, el gran reto fue afrontar de manera satisfactoria el ingente volumen de trabajo que suponían las continuas y urgentes novedades normativas, teniendo en cuenta que se legisló por encima de los recursos de los que disponía la Administración, lo cual no debe entenderse como una crítica en absoluto.

Se hizo lo que se pudo y todos, incluida la Administración, hicimos lo que pudimos para atender lo que se nos venía encima. Nuestro mayor reto a partir de ahí ha sido atender al cliente en todo lo necesario.

Ayudarle en situaciones de incertidumbre, sobrepasados por la situación y desatendidos en muchos casos por la Administración, también superada por las circunstancias.

No hemos sentido comprometida la viabilidad del sector. En nuestro caso, somos una asesoría multidisciplinar con un marcado carácter laboral, dedicada fundamentalmente al sector de la enseñanza concertada, por lo que lejos de sentir comprometida nuestra viabilidad, el problema real ha sido un desbordamiento de trabajo. La labor de las gestorías y asesorías de índole laboral se ha multiplicado, y si a eso le añadimos el desbordamiento puntual de servicios como el SEPE o la Seguridad Social, seguir dando un servicio óptimo ha sido una labor titánica. Se habla mucho, y con absoluta razón y merecimiento, de la labor de algunos sectores, pero también convendría destacar a sectores como el nuestro, que ha tenido que afrontar un trabajo excesivo, afrontando trámites e interpretaciones de normativas apremiantes y una falta de seguridad jurídica importante sobre los resultados de nuestro trabajo, lo que resulta muy estresante teniendo en cuenta que por nuestras manos pasan trámites de nóminas, seguros sociales, prestaciones de desempleo, ERTES, subsidios, etc.

Habéis sido una parte fundamental en el inicio de la pandemia por la gran cantidad de prestaciones que habéis tenido que gestionar. ¿Cómo afrontasteis digitalmente este aumento del volumen de trabajo, que además no era presencial? 

El aluvión de trámites, especialmente al principio de la pandemia, ha sido importante. La Administración ha delegado en las asesorías y gestorías muchos trámites que antes realizaban las personas trabajadoras o la propia Administración. Por otra parte, la distancia física era inevitable, tanto entre las personas trabajadoras, como entre nosotros y los clientes.

Debíamos afrontar un cambio radical en la comunicación con el personal y con los clientes.

Todo tenía que hacerse telemáticamente, por lo que desde un primer momento adoptamos el teletrabajo para la totalidad de la plantilla, siguiendo las recomendaciones sanitarias. Hicimos uso de todas las herramientas que estaban a nuestro alcance (Zoom, Skype, Teams, Google Meets,  correo electrónico, WhatsApp, centralitas telefónicas digitales, etc) y se intensificaron, a diferentes niveles, reuniones periódicas para hacer un seguimiento constante de la evolución del servicio. Todo ello nos ha permitido mantener un contacto fluido con el personal y con los clientes.

Está claro que hay que adaptarse a los tiempos y a las situaciones que nos vienen dadas, por lo que el teletrabajo es importante, pero su regulación también. Para que el teletrabajo se implante tiene que ser atractivo para la persona trabajadora y para la empresa. Por ello, hay que tener especial cuidado a la hora de regularlo. Está claro que el teletrabajo ofrece ventajas para ambos, por lo que no se puede regular para que se beneficie uno solo. Debemos evitar una situación tan absurda, que se está dando, como que empresa y trabajadores coincidan en la voluntad de teletrabajar y que las normas impidan, por una cuestión económica mal planteada, que se implante. Hay que analizar gastos, pero también ahorros. Planteémonos por qué España es un país a la cola en el sistema de teletrabajo y tomemos medidas, hagámoslo viable. Es indudable que hemos aprendido muchas cosas del teletrabajo y de los sistemas remotos de comunicación, cosas que nos hubiesen parecido impensables hace muy poco.

Ahora sabemos que las reuniones en remoto son muy productivas y que podemos reunirnos más veces incluso, podemos evitar desplazamientos innecesarios, lo cual redunda en la productividad y en la comodidad de todos.

No hay duda de que el trabajo desde casa ha cambiado y en algunos aspectos mejorado la manera de trabajar, pero no sería prudente concluir que no tiene aspectos negativos. La cultura laboral no es para todos la misma, los horarios son difícilmente controlables, se genera agotamiento mental y se pierde todo lo que aporta un ambiente laboral presencial.

En definitiva, el teletrabajo se ha revelado como un sistema muy interesante, pero tengo la sensación de que esta época también nos ha hecho redescubrir el valor del trabajo presencial, del conocimiento del negocio in situ. En mi opinión, acudir a un modelo híbrido bien planificado y gestionado sería lo ideal.

¿Cuáles fueron y son los principales efectos económicos de la pandemia sobre vuestros clientes?

Nuestros clientes, en su mayoría, son centros de enseñanza concertados y han tenido que afrontar y afrontan esta crisis desde varios frentes. Fundamentalmente han tenido que reinventarse y organizarse para atender pedagógicamente a sus alumnos telemáticamente, en un primer momento. De todos es sabido que, posteriormente, la vuelta al colegio, ha requerido de un esfuerzo organizativo muy importante por el cual hay que felicitarles.

Han logrado un éxito absoluto en la misión de conjugar la enseñanza presencial y la aplicación y vigilancia del cumplimiento de las medidas de seguridad, lo cual ha sido un ejemplo y ha beneficiado al conjunto de la sociedad. Todo ello en un entorno que ha requerido de una especial atención psicológica a los alumnos para ayudarles a gestionar la situación y, desgraciadamente, en algunos casos, para ayudarles a asumir la pérdida de familiares.

Por otra parte, además del problema de gestión pedagógica, adaptación tecnológica y organización, han tenido que lidiar con impagos de cuotas y con la gestión de las bajas entre su profesorado, especialmente en estos últimos meses. La incidencia de los ERTES en el sector no ha sido importante pero también es verdad que en muchos casos han hecho loables esfuerzos para mantener la plantilla.

¿Cómo crees que será la recuperación del tejido empresarial ? 

La pandemia ha creado no solo una crisis sanitaria enorme, sino también una grave crisis económica, que pone en peligro la continuidad de empresas de toda índole por lo que la recuperación, sin duda, no será fácil. De cualquier manera, es importante, en cualquier circunstancia, no solo ahora, que todos los gobiernos, sean del signo político que sean, apoyen a la empresa y no la ahoguen. Si el tejido empresarial se rompe, caemos todos.

Si algo no es viable económicamente, no es viable, por lo que el apoyo a la empresa, y por tanto al empleo, debería ser una prioridad por encima de cualquier ideología.

Es necesario apoyo político y social para la empresa, ahora y siempre.

La pandemia ha puesto en valor la prevención de riesgos laborales, ¿crees que las empresas lo perciben así también? ¿Cómo valoras  la labor de formación y difusión de la prevención en los diferentes sectores de actividad en los que operan tus empresas?

Creo que las empresas vienen poniendo en valor la prevención de riesgos laborales y la vigilancia de la salud desde hace muchos años, hasta el punto de que su falta de implantación apenas se da, al menos en lo que respecta a nuestros clientes.

La labor de formación y difusión de la prevención de riesgos es imprescindible y cada vez son más las empresas que se implican en ello motivadas por el convencimiento de que la prevención de riesgos es imprescindible, dejando atrás la cultura de cumplir con un mero trámite.

El servicio de Fraternidad-Muprespa me parece impecable en la gestión de contingencias. Las personas trabajadoras que en nuestra empresa tratan diariamente con esta entidad valoran mucho su trabajo y profesionalidad.

Personalmente, tengo que tratar con algunas personas de la mutua habitualmente y siempre tengo la sensación de que puedo contar con ellos, de que siempre están ahí y destaco su trato cercano y vocación de servicio. Esa es mi experiencia.

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