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otros más, eso es un vehículo. Como esa máquina está ‘fuera’
del lugar de trabajo, las responsabilidades tienden a diluirse y
no existen las adecuadas medidas preventivas. Sin embargo, se
pueden adoptar muchísimas medidas. Unas, comunes a todo el
tráfico, laboral o no. En España, hace unos años se adoptaron
medidas eficaces en la reducción de accidentes de tráfico y gracias
a ello también se han reducido accidentes laborales. Hay empresas
que podrían pensar en toda la movilidad que hay alrededor de su
actividad y la de sus trabajadores y adoptar medidas apropiadas
de movilidad, más seguras y sostenibles, desde el acceso al lugar
de trabajo, a los desplazamientos profesionales. Algunas ya lo
están haciendo.
¿Usted opina que ha caído la atención
respecto a las enfermedades profesionales?
¿Se ha perdido atención? ¿Acaso había atención? O está todavía
en la fase previa, en la que no existe tal atención, al menos la
merece un asunto de tanta importancia.
No sé si ha caído la atención o no, pero a diferencia de los
accidentes las enfermedades de origen laboral siguen creciendo,
porque están inatendidas y porque los riesgos que las producen
siguen ahí.
Tal vez porque el sistema está pensado solamente para la atención
sanitaria cuando una persona enferma y en eso el sistema es eficaz
y funciona, mejorable pero funciona. Pero no está pensado para
la prevención. En el caso de España el sistema compuesto por las
Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales
como entidades colaboradoras de la Seguridad Social y por el
Sistema Nacional de Salud, es un sistema de aseguramiento que
funciona razonablemente bien para la atención sanitaria, pero no
para la prevención.
No es un problema exclusivo de España, es un problema
mundial. De las dos millones trescientos cuarenta mil personas
que mueren al año por accidente o enfermedad a causa de las
malas condiciones de trabajo, más de dos millones lo son por
enfermedades y el resto por accidente. El volumen de las muertes
por enfermedad es mucho mayor y conlleva más sufrimiento.
Trabajadores que acaban falleciendo tras largos años de
padecimiento en circunstancias muy duras muchas veces fuera
de la empresa o empresas en las que contrajo la enfermedad.
No es que haya caído la atención, es que la atención tiene que
aparecer.
¿Qué gestión o actuaciones son necesarias
implementar, para reducir las enfermedades
profesionales?
Primero hacer visible lo invisible. Esto significa identificarlas y
registrarlas. Hoy no están ni identificadas ni registradas, lo que
hace muy difícil la prevención, porque si no se sabe dónde y cómo
se produce la enfermedad, ¿cómo se va a prevenir? Lo primero, es
tener un buen sistema de identificación.
En el caso de los accidentes la identificación y el registro existe,
es claro y operativo y por ello una excelente herramienta para
la prevención, pero en el caso de las enfermedades no. Y de las
enfermedades mortales tampoco. Según estudios científicos
siguiendo metodologías de estimaciones internacionalmente
avaladas, en España habrá de doce mil a dieciséis mil muertes
anuales por enfermedad de origen laboral. Sin embargo no se
registran como enfermedades profesionales, hay años que se
registra tan solo una o ninguna. Sin ser tan grave pasa algo
parecido en Francia o incluso en Alemania, donde se producirán
entre diez mil y veinte mil muertes y sólo se reconocen entre mil
y dos mil.
Hay que identificar y registrar esas muertes, saber dónde y por
qué se han producido y a partir de ese conocimiento aplicar las
políticas preventivas. En este campo la labor de los sistemas de
aseguramiento, dicho de otra manera, la labor de las mutuas, es
manifiestamente mejorable.
Pero es la labor de todo el sistema la que debe funcionar. En
España hay un sistema público de salud que garantiza la atención
sanitaria a todas las personas sea cual sea el origen de su
enfermedad, común o laboral, en el que se puede producir con
mucha facilidad la transferencia de atención sanitaria de manera
que el sistema nacional de salud atiende a personas que deberían
ser atendidas por el sistema de aseguramiento de enfermedades
profesionales. El volumen de tal transferencia puede ser muy
elevado. Un estudio que hizo la Universitat Pompeu Fabra
hace años, concluía que 16% o del 18% ahora no recuerdo con
exactitud de las enfermedades atendidas del Sistema Nacional de
Salud eran de enfermedades de origen laboral… ¿Cuánto dinero
representa esto? Muchísimo. La conclusión es que el sistema
requiere una “nueva mirada”, porque el coste económico y laboral
de la falta de prevención de las enfermedades es elevadísimo y no
se conoce ni se cuantifica en su adecuada proporción.
La OIT considera que a nivel mundial el coste de los accidentes y
enfermedades profesionales es alrededor del 4% del PIB mundial.
Si eso se aplicara a España representaría unos cuarenta mil
millones anuales. Podría ser algo menos pero en todo caso son
cantidades astronómicas que ni España ni el mundo se pueden
permitir. Todo ello sin contar otras pérdidas y un sufrimiento
injustificado y evitable.
En fin, las enfermedades laborales constituyen una verdadera
pandemia que merece una atención especial. Por el bien de todos.
Las enfermedades son la gran
asignatura pendiente de la prevención
de riesgos laborales. Se podría reducir
su número, incluso más que el de
accidentes y no se reducen, siguen
aumentando… ¿Por qué?