La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la telemedicina como «la prestación de servicios de salud (en los que la distancia es un factor determinante) por parte de profesionales sanitarios a través de la utilización de tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para el intercambio de información válida para el diagnóstico, el tratamiento, la prevención de enfermedades, la investigación y la evaluación y para la formación continuada de profesionales sanitarios, todo ello con el objetivo final de mejorar la salud de la población y de las comunidades”.
El principal beneficio de este sistema consiste en evitar el desplazamiento de los pacientes, lo que contribuye a una mayor agilidad en la asistencia sanitaria, la disminución de tiempos de diagnóstico y seguimiento, así como el ahorro de costes de desplazamiento y alojamiento del paciente.