Lourdes Rodríguez, presidenta del CGS de Lanzarote: "Trabajamos con las mutuas para proteger a los clientes"
Carmen Lourdes Rodríguez es la presidenta del Ilustre Colegio Oficial de Graduados Sociales de Lanzarote. Además, es titular de una asesoría laboral, jurídica, fiscal y contable.
¿Nos puede contar cuál es la labor fundamental de un graduado social?
El graduado social asiste en representación ante los tribunales del orden social en todos aquellos asuntos que le sean encomendados por empresas, trabajadores, pensionistas, sindicatos y corporaciones. Actúa ante la administración autonómica tramitando cualquier relación con ella en materia social-laboral, y ante organismos y entidades dependientes de los diferentes ministerios en todo tipo de trámites y representación de las empresas, organizaciones de cualquier naturaleza y de los trabajadores, como el Instituto Nacional de la Seguridad Social, la Tesorería General de Seguridad Social, el Instituto de Mayores y Servicios Sociales IMSERSO, la Inspección de Trabajo o el Servicio Público de Empleo. Y sin olvidar otros como la hacienda estatal y la autonómica, el Registro Civil o la Delegación de Gobierno para los temas de extranjería.
La labor fundamental del graduado social es el asesoramiento y gestión de la mayor parte de las pymes, un 80 % de las empresas, en materia laboral y de seguridad social, contabilidad e impuestos y prevención de riesgos.
¿Cómo ha sido su tarea de apoyo y ayuda a los trabajadores afectados por ERTE o a los autónomos que han tenido que recurrir a una prestación por ceses de actividad o reducción significativa de sus ingresos?
Aceptamos ser interlocutores de los trabajadores y el SEPE, organismo que se vio saturado, y comenzamos a tramitar toda la documentación para no dejar a los trabajadores desamparados. Tuvimos que utilizar la imaginación para que los propios trabajadores fueran informados de los trámites que necesitaban, la ley nos obligaba a tener la firma de ellos como constancia en la documentación pero no podían salir por el estado de alarma. Utilizamos whatsapp, correos, sms,… todo con tal de agilizar en el menor tiempo posible su cobro. Y todo a pesar de la dificultad que teníamos para interpretar la ley en muchos casos, ya que iban publicándose por la noche y al día siguiente teníamos que tenerla integrada para actuar y a veces se contradecían.
Desde el primer momento los graduados sociales de toda España dimos el paso al frente, entendimos que éramos los que estábamos profesionalmente formados para ello, disponiendo de las herramientas y el personal con formación para llevar a cabo este trabajo.
Fue una locura, pero contamos con el apoyo de nuestros trabajadores y de los colegios profesionales de cada zona y del Consejo General. En nuestro caso en Canarias el trabajo realizado por el Director General de Trabajo fue increíble.
En cuanto a los ceses de actividad, entendimos que teníamos que trabajar codo a codo con las mutuas para proteger a nuestros clientes y fue lo que se hizo creo que ha sido un buen trabajo entre todos.
Trabajar en un lugar que es uno de los principales destinos turísticos nacional e internacional ¿afecta al conjunto del tejido empresarial del turismo de la isla, y por extensión al resto del sector empresarial y a la sociedad en general?
Sinceramente es preocupante la situación en la que se encuentra una isla como la mía, donde no existe tejido industrial, ni agricultura suficiente para crear economía y mucho menos ganadería, es preocupante. El turismo arrasó con todas las actividades y no se protegió al sector primario, tuvimos una isla llena de cemento cerrada.
Tenemos que reflexionar entre todos, es el momento de crear sinergias y fomentar una economía circular que unos tiren de los otros porque el mundo está cambiando.
¿En qué ha consistido la colaboración de los graduados sociales con los diferentes estamentos de la Administración, y concretamente con las Mutuas colaboradoras?
Era un proceso casi lineal. Primero fue la gestión de los ERTES con las direcciones provinciales de trabajo. Esto conllevaba muchísima documentación y en muchos casos informes de la Inspección de Trabajo y representar a la empresa antes éstos. Una vez conseguido el primer paso, teníamos que enviar la documentación a la Tesorería para gestionar las cotizaciones y también al SEPE o el INSS para que los trabajadores siguieran cobrando.
En cuanto a las mutuas, tuvimos que hacer un trabajo de colaboración. Nos vimos obligados en muy poco tiempo a rellenar, gestionar y enviar datos para los ceses de autónomo, y seguir tramitando partes de baja por enfermedad o accidentes.
¿Qué reivindicaciones realiza al colectivo que usted representa, tanto ante la Administración como la sociedad en general?
Pues reivindico un cambio de mentalidad, más formación, más apoyo al Consejo General y a los colegios profesionales de graduados sociales. Pero sobre todo un cambio de aptitud: tenemos que ser conscientes del papel que hemos realizado en esta pandemia, hemos hecho funcionar un motor muy importante que es el económico. Miles de empresas han podido subsistir manteniendo el empleo y muchos trabajadores pudieron comer y no salieron a la calle, fue un trabajo épico, un trabajo muy duro. Comenzábamos a primera hora de la mañana y se prorrogaba hasta la noche, sin fines de semanas, al estar en primera línea jugándonos nuestra salud y la de nuestros trabajadores y colaboradores. Ante la Administración reivindico mayor colaboración, que entienda que estamos en el mismo barco y rememos junto sin complejo y sin miedo.
¿Cómo perciben los actuales graduados sociales el futuro de la profesión?
Nuestra profesión tiene un gran futuro. A medida que la Administración digitaliza nos hace la vida profesional más fácil, y el Colegio apoya toda esta formación y gestión. Las herramientas que pone a nuestra disposición son muy interesantes, por ejemplo las que Fraternidad-Muprespa nos facilitó en el Estado de Alarma. Pero entiendo que el ciudadano de la calle tiene que tener los conocimientos, porque si no están perdidos, por mucho certificado digital que tengan para poder tramitar.