El volcán de La Palma en clave de prevención de riesgos laborales

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Fraternidad-Muprespa

El interior de la tierra esconde una bomba de relojería, como estamos viendo desde que comenzó la erupción en el volcán de la Palma, hace ya 51 días.

A los riesgos evidentes por culpa de este evento geológico se suman los riesgos para la salud de quienes están trabajando sobre el terreno. Por eso desde el Departamento de Prevención y Desarrollo de la Cultura de la Salud de Fraternidad-Muprespa se ha llevado a cabo un webinar con el título “El volcán de La Palma: prevención de riesgos volcánicos y laborales”, en el que han participado Carlos Maya, Ingeniero Geólogo y consultor de Prevención de Riesgos Laborales de Fraternidad-Muprespa, y Julio López, geólogo del Instituto Geológico y Minero de España, e investigador recién llegado de La Palma, donde ha estado trabajando sobre el terreno.

La cita ha tenido dos partes, una más teórica, a cargo de Carlos Maya, que ha recordado las etapas de la formación del planeta y también el origen de los volcanes para pasar a enumerar y detallar posteriormente los principales riesgos laborales que pueden experimentar los trabajadores: altas temperaturas, exposición a sustancias y gases tóxicos, proyección de partículas, riesgos derivados de la seguridad vial laboral, riesgos por mala ergonomía, debido al trabajo en una situación de emergencia además de los evidentes factores psicosociales, las posibles caídas, el estado de la estructura de los centros de trabajo afectados por la lava y la abundante ceniza y la contaminación de suelos y acuíferos.

Con respecto a los riesgos derivados por la exposición a sustancias y gases tóxicos no se refieren solo a los efectos sobre el sistema respiratorio, sino también sobre los ojos, dada la gran cantidad de polvo de sílice en el aire.

Por su parte, Julio López, recién llegado de la isla, donde ha estado llevando a cabo su labor investigadora, aseguró que habían trabajado en la zona desde dos vertientes: por un lado tratar la emergencia, intentar frenar cualquier efecto negativo para la población y dar asistencia a las autoridades y por otro, su vertiente científica, es decir, la recogida de datos, muestras, cenizas, gases, lava o roca… para el procesamiento futuro de toda esta información de modo que puedan establecerse las características más peculiares de esta erupción y corregir lo que se haya salido de lo normal. “Es una erupción normal, bastante típica. De lo que sí estamos aprendiendo es de la gestión de la emergencia. Aunque el volcán se estaba monitorizando permanentemente la gestión de la emergencia comenzó antes porque había síntomas de que algo estaba ocurriendo”, aseguró.

López puso de relieve la importancia del trabajo en el ámbito preventivo de la UME, Unidad Militar de Emergencias, pues “iban por delante del resto de la sociedad en el ámbito de la PRL, fueron quienes explicaron a todos los profesionales de otros ámbitos qué medidas tenían que adoptar para comenzar a trabajar y cómo protegerse. En general creo que deben establecerse protocolos. De cara a próximas emergencias hay que rehacer todo e ir con la lección aprendida. De momento estamos aprendiendo”, añadió.

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