La Prevención de los Riesgos Laborales desde Roma hasta la España actual

- CONCLUSIONES 301 aceptados, han sido analizados a lo largo del capítulo 12. De este análisis, se extraen las siguientes puntualizaciones, en lo que se refiere a su aplicación en la práctica: 3.1. Sobre la aplicación conjunta de los Sistemas de Gestión: Dado que, las líneas maestras que deben definir la gestión de una entidad o empresa, deben ser únicas, los sistemas adoptados en cada uno de estos campos, deben converger de una forma integrada, que evite conflictos en el desarrollo de la gestión y por lo tanto, disminuyan su eficacia. No obstante debe indicarse, que en tanto los sistemas de ― Calidad ‖, son de aplicación estrictamente voluntaria por las entidades o las empresas y lo mismo ocurre con los sistemas de ― Medio Ambiente ‖, aunque en este último caso, existe una legislación que debe cumplirse de forma obligatoria, en el caso de la ― Prevención de Riesgos Laborales ‖, la obligación de contar con un Sistema de Gestión específico, se encuentra establecida por Ley en nuestro país, por lo que, si bien debe realizarse una acción integradora de los tres sistemas, en ningún caso se llevará a cabo, mermando la eficacia de los procedimientos preventivos. 3.2. Sobre los conceptos de eficacia y eficiencia en la Gestión Preventiva y la asignación de recursos: Las Normas de ― Prevención de Riesgos Laborales ‖, que deben constituir el núcleo de la Gestión Preventiva, establecidas sobre las bases preventivas, que se recogen en el capítulo 11, no deben considerarse, en ningún momento, como solo un condicionante más que es necesario cumplir, de cara a estar en sintonía con la legislación vigente. Así, si se parte de la base, de que los dos objetivos prioritarios de una empresa o entidad, son mantener su continuidad en el tiempo y obtener beneficios, alcanzando la máxima eficacia y eficiencia, una buena gestión, en el ámbito Preventivo-Laboral, adquiere una importancia de primer orden, dado que, en caso contrario, ambos objetivos pueden verse seriamente comprometidos. Por esta razón, tanto las pérdidas sociales, como económicas y de imagen, que se derivan de una mala gestión, todas ellas analizadas de forma pormenorizada en el capítulo 13 del presente documento, hacen que los recursos necesarios, que deben ponerse a disposición, deban entenderse como una ― inversión ‖, de la que se desprende una alta rentabilidad, siempre que sean los necesarios y vayan unidos al

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