La Prevención de los Riesgos Laborales desde Roma hasta la España actual

- CONCLUSIONES 294 Una acción coordinada y programada en este terreno, permitiría profundizar, realmente, en la implantación de una conciencia colectiva, basada en dos líneas de actuación complementarias, una dirigida a establecer controles reales y directos, sobre las empresas en general y una segunda centrada, específicamente, en las grandes empresas, generadoras, no solo de su propia actividad, sino de otra derivada, a veces más importante, a través de empresas subcontratistas, colaboradoras, suministradoras, etc., de manera que, la obligación de vigilancia y control que establece la Ley, para las propias empresas, permitiría potenciar y hacer más efectivo el cumplimiento normativo, articulándolo de arriba hacia abajo, en “cascada ‖, algo que no ha sido hasta la fecha suficientemente eficaz, debido, en gran medida, a la falta de medios para la puesta en marcha de los mecanismos fiscalizadores, a los que se ha hecho referencia con anterioridad. 2.4. Sobre el tratamiento dado a los recursos técnicos del sistema Preventivo- Laboral: La evidente necesidad de nuestro país, de contar con un cuerpo técnico en el que apoyarse, para el desarrollo de las directrices marcadas por la nueva normativa, emanada de la Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales, hizo que, desde la Administración, se llevaran a cabo múltiples iniciativas, que, a lo largo del tiempo, han intentado cubrir esta necesidad. Así, la disciplina relacionada directamente con la Medicina del Trabajo, que ya contaba con un número importante de médicos y enfermeros, con una acreditación de carácter universitario y con una dilatada experiencia, no precisó de grandes modificaciones adaptativas, para incorporarse al nuevo sistema, máxime, cuando ya se encontraban integrados en una organización oficial, como era la OSME (Organización de los Servicios Médicos de Empresa), lo que permitió un desembarco suave, en el nuevo contexto marcado por la Ley, pese a que, en un principio, el número de profesionales disponibles, dificultó alcanzar los objetivos marcados, desde el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, complicación que, en una u otra medida, continúa manteniéndose. Sin embargo, es en el terreno de las disciplinas técnicas no sanitarias, donde deben señalarse las mayores carencias. Así, en primer lugar y para tener una correcta visión,

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