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Comentario de sentencia realizado por Rebeca García Vilariño, técnico superior en PRL.

Revisamos la importancia de la sensibilización sobre la exposición laboral a cancerígenos en el entorno laboral y la posibilidad de que en un futuro próximo sea posible la aplicación de nuevas técnicas que identifiquen los daños a la salud cuando aún son reversibles.

Se estima que el cáncer es la principal causa de muerte relacionada con el trabajo en la UE. En la UE un estudio elaborado en 2016 por el Instituto Nacional de Salud Publica Holandés considera que cada año hasta 150.500 trabajadores desarrollan un cáncer por exposición a sustancias cancerígenas en el trabajo, de los cuales 2.300 por leucemia.

Preocupados por esta situación y conscientes de que se puede hacer mucho más, seis organizaciones europeas firmaron el 25 de mayo de 2016 un pacto para la realización de acciones de sensibilización sobre los riesgos derivados de la exposición a cancerígenos en el lugar de trabajo y el intercambio de buenas prácticas. Esta semana han dado a conocer la hoja de ruta que se ejecutará entre los años 2016-2019 y que se espera beneficie especialmente a las pequeñas empresas. Nuestra enhorabuena a los firmantes!!

Con el fin de influir sobre los comportamientos y la cultura preventiva frente a la exposición a sustancias cancerígenas en el trabajo, hemos seleccionado la sentencia STSJ AS 462/2016.

En 2016 el Tribunal de Justicia denegaba las justificaciones técnicas del recurso de suplicación de una empresa dedicada a la producción de acero, en la que un trabajador de 32 años había fallecido en 2012 a causa de una leucemia por exposición a benceno, sustancia clasificada como cancerígena en los seres humanos desde el año 1982 por la Agencia de Investigación Contra el Cáncer.

El operario actuaba como cubrebajas en las baterías de cok. En concreto prestó servicio en los siguientes puestos: ayudante de carro guía y deshornadora, ayudante de carro carga, maquinista de carro carga y barriletero.

Como indica la sentencia, de los puestos de trabajo indicados el de barriletero, que era el encargado de sacar los residuos del gas, es el que tiene más exposición al benceno. El trabajador prestó servicio de forma continua, durante 4 años, desde 2008 hasta abril de 2012 año en que le diagnosticaron la enfermedad.

La empresa hasta principios de 2011 facilitaba como medio de protección al benceno unos cascos ventilados con protección frente a partículas solidas y líquidas no volátiles en base acuosa. El benceno es una sustancia orgánica y muy volátil por lo que esta protección no cumplía eficazmente con su función.

Se sabe que el benceno, por su volatilidad, se absorbe principalmente por vía respiratoria, aunque la vía dérmica también es muy significativa. Una vez en los pulmones, la separación entre el benceno y la sangre, es una fina capa de pocas micras con una gran superficie de contacto ya que los alveolos humanos tienen una superficie de  es la superficie 100 m2 (1,8 m2   de piel de un adulto). Esta gran superficie junto con un elevado flujo sanguíneo, hacen que la velocidad de absorción en el pulmón sea muy alta, pasando el benceno rápidamente a la sangre.

También se conoce en detalle la distribución del benceno en el organismo humano. Por ejemplo, se sabe que dependiendo de la actividad física del trabajador y el tejido adiposo, entre un 49-89% del benceno que penetra en el cuerpo del trabajador, alcanzando el hígado y la medula ósea. Aquí el benceno se transforma produciendo sustancias de elevada reactividad y siendo considerado el responsable de graves alteraciones en la medula ósea.

Serios estudios epidemiológicos han establecido la correlación entre la exposición laboral al benceno y el desarrollo de la leucemia.

Respecto a la ropa de trabajo, en la sentencia se indica que esta es proporcionaba por la empresa, sin embargo, el cambio se hacía a demanda del trabajador, con lo cual el trabajador utilizaba los días que consideraba la ropa ya contaminada.

Consta en la sentencia que en una de las reuniones del Servicio de Prevención de la empresa en noviembre de 2012 y tras realizar un estudio, se concluye la gran influencia de la penetración del benceno por la piel.

Reduciéndose el nivel de benceno hasta un 61% cuando la ropa se cambiaba diariamente y añade “Con el sistema actual de cambio de ropa a demanda de los trabajadores los valores se encuentran por encima de los límites”.

El problema de la ropa contaminada de benceno, es que facilita un contacto más duradero del tóxico con la piel a demás de dar lugar a otra fuente de benceno que se volatiliza y alcanza los pulmones.

En concreto en el caso de un compuesto orgánico como el benceno es capaz de unirse a las grasas naturales de la epidermis o utilizar los folículos del vello corporal.

A pesar de todos los avances científicos, no se conocen niveles de exposición por debajo de los cuales no exista riesgo.

No obstante se admite la existencia de una relación exposición-probabilidad del efecto que permite deducir que cuanto más baja sea la exposición al benceno menor será el riesgo.

Aunque debe ser consciente de que mantener los niveles por debajo del valor máximo permitido no garantiza la protección de la salud del trabajador.

Si cabe la esperanza de que esta situación cambie en un futuro próximo a partir del la aplicación de las novedosas técnicas “ómicas” (utilizadas en descifrar el ADN humano), en concreto la transcriptómica a la higiene industrial.

Con esta técnica será posible detectar señales específicas que nos avisarán con absoluta evidencia de que los trabajadores van a desarrollar los efectos tóxicos del benceno a menos que se elimine su exposición. La ventaja de estas técnicas es que se detectará la enfermedad en un estadio tan precoz que será reversible el daño.

Mientras esperamos que esta nueva técnica llegue a la Higiene Industrial, debemos ser muy rigurosos en la aplicación de medidas frente a la exposición al benceno. Tenemos a nuestro alcance diferentes opciones que evitarán daños como los denunciados en esta sentencia.

En primer lugar la medida sería su sustitución, en caso de no ser posible, la automatización y estancamiento del sistema junto con una revisión de los procesos para minimizar las cantidades de químico utilizadas, las protecciones colectivas e individuales realmente eficaces el adecuado mantenimiento de las instalaciones, los controles ambientales y la vigilancia de la salud.

Junto a estas medidas es imprescindible alcanzar una auténtica cultura preventiva de la empresa frente a los riesgos de exposición al benceno, con información continua y acciones de sensibilización que impliquen tanto a los responsables como a los trabajadores, insistiendo sobre los riegos de exposicion, efectos, buenas prácticas, uso de protecciones, además de ser muy conscientes de la importancia de las medidas de higiene personal que se recogen en el artículo 6 del R.D. 665/1197 sobre protección de los trabajadores frente a los riesgos derivados de sustancias cancerígenas y mutágenas.

Prohibir que los trabajadores coman, beban o fumen en las zonas de trabajo en las que exista dicho riesgo.