Tras casi dos años de teletrabajo el acoso laboral está cada vez más presente
"Acoso laboral: tras casi dos años de teletrabajo, cada vez está mas presente" es el título de un artículo escrito por Iván Fernández Suarez, Consultor de Prevención de Fraternidad-Muprespa en Asturias y profesor en el máster en Prevención de Riesgos Laborales en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). El artículo fue publicado en el portal "The Conversation" y ha aparecido posteriormente en numerosos medios de comunicación digitales.
El acoso laboral es una forma de ejercer presión de forma intencionada sobre un trabajador o grupo de trabajadores con el objetivo de generar un daño. Esta presión puede ser generada por una única persona, por un grupo de personas o por una organización, y se caracteriza por ser sistemática, es decir, frecuente (no se trata de una discusión puntual) y prolongada en el tiempo. Se establece en torno a los seis meses de exposición, con una frecuencia semanal en la presión sobre la persona.
Una situación tan negativa y desagradable para las personas y las organizaciones se da de una forma más frecuente de lo que podríamos creer. Envidias, competitividad mal comprendida, diseños incorrectos de las tareas, desigualdades, discriminación, falta de seguridad pueden ser algunas de las causas más frecuentes en el inicio del acoso laboral, también llamado psicoterror laboral y mobbing.
Dados los profundos cambios que las tecnologías han generado en la forma de relacionarnos y desarrollar nuestro trabajo, la forma en la que tiene lugar el acoso laboral también ha evolucionado. La pandemia ha provocado que el teletrabajo se extienda y esto ha cambiado la forma en que nos relacionamos en el entorno laboral.
Teniendo en cuenta que el acoso está asentado en un contexto social, de relación, basado en la desigualdad de poder (el acosador puede presionar al acosado), esto ha generado un cambio importante en las formas de ejercer el acoso. La exposición social que generan las nuevas tecnologías, mediante redes sociales, aplicaciones de comunicación, videoconferencias (hemos realizado muchas estos meses) generan nuevos nichos en los que el acosador puede ejercer presión.
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