No tiene precio
Fuente: www.agenciasinc.es
El crecimiento económico suele considerarse una forma segura de aumentar el bienestar de las personas en los países menos desarrollados. Sin embargo, un estudio dirigido por la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad McGill de Canadá sugiere que existen buenas razones para cuestionar esta suposición, 'la felicidad no tiene precio'.
Una investigación, publicada recientemente en la revista PLOS ONE, analiza cómo las personas califican su bienestar subjetivo en las sociedades donde el dinero juega un papel mínimo y que generalmente no se incluyen en las encuestas globales de felicidad.
Según los resultados del trabajo liderado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB) y la Universidad McGill de Canadá, la mayoría de sus ciudadanos expresan niveles de felicidad notablemente altos, un hecho especialmente relevante en las comunidades con los niveles más bajos de monetización, donde el dinero juega un papel mínimo para obtener bienes y servicios ya que éstos se obtienen a través de la economía de subsistencia. En estas comunidades, los autores del estudio encontraron que los ciudadanos manifiestan un grado de felicidad comparable al de los países escandinavos, quienes suelen obtener la calificación más alta del mundo.
Cuando las personas se sienten cómodas, seguras y libres para disfrutar de la vida dentro de una comunidad fuerte, son felices, independientemente de si ganan dinero o no (Chris Barrington-Leigh)